| |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Los Orishas no son más que los intermediarios entre la divina trilogía Olofi-Oloddumare-Olorum y los hombres; pues el Dios Supremo no se ocupa de los problemas humanos y para ello creó y da poder a los Orishas. La Santeria Cubana y sus Orishas La fundación espiritual de la Santería es la reverencia por nuestros antepasados. Es sólo después que uno ha establecido una base sólida con los egún (muertos) que uno puede entrar a la dispensación espiritual de los Orishas. Esto se hace a través de varios rituales e iniciaciones. En la Santería cubana tradicional, el primer nivel de estas iniciaciones es la puesta de los elekes, o collares, donde el iniciado llega a ser miembro del linaje espiritual de su padrino o madrina, y adquiere las bendiciones y las protecciones que eso trae consigo. En esta iniciación, el iniciado recibe los collares que contienen el aché de Obatalá, Yemayá, Changó, Ochún, y Eleguá, y éstos llegan a ser sus protectores, dandole guía, amor, y la ayuda que necesite. La recepción de los elekes es una ceremonia elaborada y hermosa, y es tan importante que se considera medio-asiento, o la iniciación a medias en Ocha. La segunda iniciación consiste en recibir los Guerreros. Estos son Eleguá (pero aquí es recibido generalmente en forma de una piedra o fundamento), Ogún (en forma de un caldero de hierro con sus herramientas), Ochosí, y Osún. Con la medicina de estos cuatro Orishas se abren los caminos, y los santeros han observado que son más efectivos cuando trabajan juntos, así que los cuatro son dados al iniciado en un mismo ritual. La iniciación final es hacer santo (en el uso del dialecto cubano, decir 'santo' es igual que decir 'Orisha'). El nombre propio de este complejo ritual que toma siete días es "kari-ocha", o 'asentar el Orisha', donde se dice que el Orisha tutelar del iniciado 'es sentado' o coronado en la cabeza del iniciado. Durante esta iniciación mayor, que sucede sólo una vez en la vida, se hace una lectura importantísima con los caracoles, conocida como itá, donde los tabúes y los detalles más importantes del destino del iniciado son marcados por el Orisha tutelar, y donde varios Orishas hablan. Este sistema de adivinación es conocido como diloggún, los caracoles o itales, y es algo diferente del sistema de Ifa, que es el otro oráculo importante de la Santería. A partir de este evento en su vida, el iniciado es considerado iyawó (literalmente, 'esposa' del Orisha, independientemente del género) por un año entero, donde debe vestir de blanco y seguir varios tabúes para proteger su nuevo estado espiritual y mantenerse puro. No todos los Orishas pueden ser coronados en este ritual. Algunos se reciben de otro modo. Los Ibeyi (los Gemelos), por ejemplo, son recibidos como figuras de un chico y una chica, que son preparados por un santero y proporcionan prosperidad y alegría. Otros Orishas no se coronan directamente, sino que por medio de uno de los orichas principales. Erinlé o Inlé, y también Olokún, se coronan sólo a través de Yemayá y no por sí mismos, y muchos los consideran 'caminos' de Yemayá. Dadá se corona vía Changó y es considerado un 'hermano' de Shango. Finalmente, hay una clase poderosa e informada de sacerdotes en la tradición lucumí conocida como los babalawos, que se traduce como 'padres de los misterios', o 'padres de los secretos'. Ellos conocen el cuerpo inmenso del folklor, las oraciones, los secretos, las leyendas, y los métodos que se contienen en Ifa, que es el nombre de su oráculo, así como del Orisha que sirven . Ifa es el nombre del sistema profético que sólo los babalawos pueden trabajar, que vendría siendo considerado las sagradas escrituras orales de la Santería. Orula es un Orisha que no se corona. Cuando un babalawo se inicia en Ifa, nacen en él los dieciséis Odus, o misterios, no el Orisha. Central a la cosmovisión de los Yoruba es la idea de Ori, o el destino. Ori es el nombre de la cabeza física, así como de la conciencia, o del ser, pero se traduce también como "destino", o "sendero escogido". Es el equivalente al atman del hinduismo, al ba de los egípcios, o al espíritu. Hay muchos elementos complejos y entrelazados que lo componen. Ori contiene los elementos ancestrales, contienen nuestro carácter, y por supuesto la cabeza es donde tomamos las decisiones, y es donde nuestros pensamientos, ideas, palabras, y a la larga nuestras acciones se originan, así que la cabeza es un símbolo apropiado para cómo se origina el destino y el carácter. Para los Yorubas y dentro de la tecnología metafísica santera, Ori es también un Orisha. Es el Orisha personal e individualizado con que nacemos, lo que hoy los metafísicos están llamando la Presencia Yo Soy, y que camina con nosotros a través de nuestra vida entera. Es EL UNICO Orisha que puede ir dondequiera que vayamos, y nos acompaña siempre en todos nuestros viajes. Los Yorubas creen que un Ori contiene todo el aché que se necesita para alcanzar todas las cosas que podamos y querramos alcanzar en esta encarnación, y sin Ori nada es posible. Es, para cada individuo, el Orisha más PODEROSO, y la matriz de energía que contiene al anteproyecto de nuestro destino escogido desde antes de nacer. En la creencia yoruba, cada cual elige su Ori antes de nacer, al pararnos ante Dios y pedir una oportunidad para encarnar. Así, adquirimos un destino como parte del proceso de NEGOCIACIÓN de una oportunidad en la Tierra, y obtuvimos 'un ori', una cabeza, una identidad. El Ori es una entidad viviente y un agente activo en esta vida. Es un Orisha personal, el mas importante que cada cual tiene, se le puede orar, pedir, agradecer, y fortalecer por medio de ciertos rituales. También elegimos antes de nacer nuestro Orisha tutelar, que es uno de los Orishas importantes que se elige para que nos ayude con su aché a lograr aquellas metas, retos, y proyectos que queríamos realizar en este planeta. Basado en lo que sabemos de Ori, es una metáfora no sólo para nuestra habilidad de volición y toma de decisiones, sino también para la combinación de genes de los padres cuando sucede la concepción, que es un proceso al azar donde nuestros Egun, o antepasados, contribuyen con sus atributos a formar una persona extraordinaria y nueva. Hay muchos acontecimientos al azar que suceden en la concepción, y en la cosmovisión de los Yoruba, estos hechos son gobernados por nuestra elección prenatal de Ori. Por lo tanto, se dice que Ori se escoge antes de la concepción. Uno de los aspectos más importantes e interesantes de la espiritualidad yoruba y su tecnología sagrada consiste en su insistencia en ayudar al iniciado a alinearse con su Ori para cumplir mejor su propósito y potencial en esta encarnación. Nuestra relación con los ancestros y Ori también nos ayuda a abrirnos a desarrollar los dones y abilidades heredadas. Todo esto ilustra también cómo la espiritualidad Yoruba honra la individualidad de cada persona y los dones únicos que trae cada cual. En fín, este es un resumen muy básico de la espiritualidad de los Yoruba. Cualquier persona que desee entrar en este sistema religioso, debe buscar un ile (casa espiritual) en su ciudad o área, y desarrollar una relación con un mayor en la religión.
OLOFI-OLORDUMARE-OLORUN OLOFI: Olofi es la personificación de la Divinidad, la causa y razón de todas las cosas. Nació de nadie, por sí mismo. Vive retirado y pocas veces baja al mundo. No tiene tratos directos con nadie, pero sin su ayuda nada se puede conseguir. OLORDUMARE: Olordumare es el universo con todos sus elementos. Es la manifestación material y espiritual de todo lo existente. Es tan grande que no se asienta, no se le ofrenda ni se le pide nada directamente. Hacia él nos dirigimos por medio de Olofi. Implica una inteligencia tácita de las cosas, la sujeción a leyes. OLORUN: Olorun es el sol, la concreción perennemente visible de la divinidad. Es la manifestación más sensible y material de Olofi y Olordumare, y a la que los religiosos se vuelven cuando piensan en estos. Es la fuerza vital de la exixtencia y, gracias a su calor y energia, hace crecer las cosechas, existir el día y la noche, mover las aguas y los vientos. Es signo de vida y de creación vegetal, sustento de la existencia en el plano terrestre. Olorun es el dueño de la luz, de los colores, del aire, del aliento y del soplo de la vida. Tambien lo es del vigor y del esfuerzo. Los Orishas LOS SANTOS GUERREROS EGGÚN Es el Alma o Espíritu de los muertos, los depositarios de los secretos del saber. El concepto de Eggun comprende a los espíritus de los antepasados, de los difuntos cercanos, de aquellos que fueron iniciados por el mismo padrino que tiene el creyente vivo, así como por otros que pueden acompañarlo para brindarle su apoyo, auxilio y consejos; aunque consideran que hay algunos de gente malvada que pueden ser manipulados para hacer el mal. Todas las ceremonias comienzan con la invocación a Elegguá, el pedirle permiso para iniciarla, por lo que cualquier acción que se vaya a acometer en la vida hay que consultarla primero con él. Elegguá obra como el dueño de los caminos, quien los abre o cierra a su antojo, el que marca las encrucijadas de la vida. Tiene las llaves del destino, franquea y cierra las puertas de la felicidad o la desgracia; dueño del futuro y el porvenir. Es la personificación del azar y la muerte, por lo que se encuentra vinculado a Eshu. OGGÚN Oggún es el segundo de los santos guerreros, uno de los más antiguos orishas, símbolo de fuerza primitiva y energía terrestre. Hermano de Changó, Elegguá, Ozun y Orula. Violento y astuto. Patrón de los herreros, macheteros, mecánicos, y de los que conducen todo tipo de vehículos. Su collar es de cuentas verdes y negras alternas. A veces una simple herradura o un clavo de línea férrea lo representa; sin dudas, una de las divinidades más complejas de la santería cubana. Oggún es travieso y astuto como Elegguá, pero más voluntarioso. Sus símbolos son el machete, palas, picos, cadenas, y demás herramientas férreas. Está equiparado en Matanzas a San Juan Bautista; en otros sitios a San Pedro. Oggún vive en el monte y tiene muchos caminos o avatares, pero en los ilé-osha o templos, lo personifican en un caldero de hierro con tres patas y herramientas metálicas de todo tipo. OCHOSSI Ochossi, también guerrero, es el representante de la cacería y posée como símbolo y atributo el arco y la flecha que se incorpora, personificándose dentro del mismo caldero de hierro de Oggún. Es el protector de las prisiones y "tener letra de Ochossi" significa estar en camino hacia algún problema de justicia. Se dice que fue mago y adivino; mitológicamente hijo de Yemayá y hermano del médico por excelencia, Inle. Se le sincretiza con San Norberto. Ochossi es el mejor de los cazadores y sus flechas no fallan nunca. Su nombre completo es Ochossi Oddi Mata.
OBBÁ Dueña de los lagos y lagunas; eterna enamorada de Changó, su legítima esposa; su amor por él la hizo cortarse una oreja y por no poder mantenerlo a su lado se retiró a la soledad, al cementerio; es la guardiana de las tumbas. Símbolo de fidelidad conyugal, se sincretizada con la Virgen de la Candelaria.
Yemayá es también la diosa de la inteligencia, de lo racional. Uno de sus avatares (camino o advocaciones) más singulares es el de Olokun, quien es también una deidad en sí misma y que vive en el fondo del mar atada a una cadena, y a quien si alguien llega a ver, se dice puede ocurrirle la muerte inmediata. Sólo se la ve en sueños, pues se cubre la cara con una máscara de rayas azules y blancas.
Oyá es la divinidad más relacionada directamente con el proceso de la muerte. Está equiparada al catolicismo con Santa Teresita del Niño Jesús. Muchas veces se le invoca y se le da comida a la orilla de los ríos, mientras sus hermanas comen dentro del agua; así se simboliza la niñez de Oyá, el sacrificio de Ochún y el amor maternal de Yemayá. OZÚN Mensajero de Obbatalá y de Olofi, Ozun también se recibe cuando se entregan los guerreros; es el vigilante de la cabeza de los creyentes, apoyándose Orula en él para tener los poderes de la adivinación y el conocimiento real y eminente. No "habla por letra de caracol (no se le consulta)" aunque siempre acompañe a los guerreros. Representa la vida misma. Su receptáculo es una copa metálica cubierta, habitualmente con una figura de un gallo en la tapa. Esta caja cerrada, que nunca debe ser abierta, contiene la carga mágica; y debe estar protegida contra eventuales caídas ya que este hecho es anuncio de la muerte o desgracias por venir de su poseedor. OKÓ Deidad de la tierra, la agricultura y las cosechas. Patrono de los labradores. Es considerado árbitro de las disputas, especialmente entre las mujeres, aunque en general es el juez que celebra los juicios y pleitos entre orishas. Es afanoso trabajador, guardador de secretos y casto, por más que los testiculos le cuelguen hasta el suelo. Asegura la prosperidad de la tierra y las abejas son sus mensajeras. Las mujeres estériles recurren a este orisha de la fecundidad. Es el responsable de la alimentación en el mundo, ya que es la tierra misma, el espiritu generador que anima las plantas y los animales
Osain no va a la cabeza de nadie (no se asienta sobre ningún devoto), y para recibirlo se hace asentando a Changó u Ochún, según sea el caso. Sincretizado con San Silvestre, Osain vive junto a Changó, come todo lo que aquél. Sus hijos son personas equilibradas, con una percepción de la vida fuera de dogmatismos, muy pragmáticas y realistas. Vive colgado en un güiro del dintel en los ilé-oshas. El secreto de Osain concierne al Babalawo, aunque no tiene que ser quien lo prepare; siendo por lo general el osainista hijo de Changó, aunque tampoco es imprescindible que tenga santo asentado.
IBBEYIS Por razón de parentesco, también los Ibbeyis o mellizos Taebo y Kainde, catolizados San Cosme y San Damián, hijos de Changó y Oyá, residen en la palma. Dos Ibbeyis hembras, que son Santa Rufina y Santa Justa, se recuestan en las palmas, se aparecen junto al tronco. Changó tiene su refugio, mirador y trono en la palma real, que comparte con Oyá, desde donde protege a sus hijos.
|
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|